He desarrollado aficiones secretas, cosas que la gente no puede percibir, inmersos en sus caras tristes y sus mascaras sonrientes.
He imaginado mundos, y he vivido en ellos sintiendo que soy otra persona, fingiendo que poseo otro nombre, que me apellido de diferente manera.
He escapado de la realidad usando mi mente, como si de una droga fuera haciendo lo placentero aburrido y el hastío voluptuoso.
Desafío el tiempo y lo hago imperecedero, traslado mi figura al pasado y transformo mi nuevo mundo.
Miro cálidamente las sombras tratando de pintarlas y plasmarlas en el lienzo de mis parpados cerrados.
Impelo las sensaciones de mi vida actual, con una mueca grotesca, un sentimiento de enfado y una antinatural aborrecia.
Coloco una placa de mármol sobre mi nombre, donde se lee una fansatica historia; una placa fria al tacto pero suave a la vista.
Perfumo mis emblémas de triunfo, fundidas en un olfato brillante, fragancia infundidora de frenetica fantasía.
No quiero ser quien soy.